Un texto descriptivo tiene como principal objetivo informar acerca de cómo es, ha sido o será una persona, objeto o fenómeno (descripción objetiva), presentados a veces desde impresiones o evaluaciones personales (descripción subjetiva). Suele definirse como una pintura hecha con palabras.
En la lingüística
del texto, es analizada como secuencia dominante en determinados discursos,
esto es, uno de los modos fundamentales de organización y de coherencia de los
enunciados. No obstante, la descripción no ha recibido la misma atención que
otros tipos de texto, como la
narración o la argumentación, por ejemplo. Ello se debe, según Charaudeau (2002),
por un lado, a la «imperfección constitutiva» de la descripción, que se detiene
en lo accidental y lo singular, con lo que no alcanza nunca la esencia de los
seres o de las cosas; por otro lado, las excesivas taxonomías han dificultado
el estudio del texto descriptivo como un objeto acotado de análisis. El
criterio habitual seguido para distinguir tipos de descripción es el referente
descrito, que define las siguientes formas:
1.
la
cronografía: descripción del tiempo;
2.
la
topografía: descripción de lugares y paisajes;
3.
la
prosopografía: descripción del aspecto exterior de un personaje;
4.
la
etopeya: descripción de la moral de un personaje;
5.
la
prosopopeya: descripción de un ser imaginario alegórico;
6.
el
retrato: descripción a la vez física y moral de un personaje;
7.
el
cuadro o hipotiposis: descripción «viva y animada» de acciones, de pasiones, de
hechos físicos o morales.
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